Formación Integral


Exclusivamente Nadal

09.06.2008 07:33

Por: javier Martínez

Rafa Nadal, junto a Roger Federer tras recibir el trofeo. (Foto: AFP)
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Rafa Nadal, junto a Roger Federer tras recibir el trofeo. (Foto: AFP)

8 de junio.- Referir el éxito, más aún cuando se manifiesta de manera tan excepcional, debería contar con mayores atractivos que narrar las distintas expresiones del fracaso, frecuente, consustancial a la naturaleza humana. Hay, sin embargo, una cierta fatiga en el periodista, que trata en vano de encontrar algún rasgo original a la hora de transmitir la evidencia. La aplastante superioridad de Rafael Nadal, y dense por incluidos todos los adjetivos que merece su actuación, ha convertido el torneo en uno de los más aburridos de los últimos años.

Sí, es un lujo ver jugar al mejor hombre que jamás hubo sobre la tierra, pero se echa de menos la insinuación de alguna alternativa. A diferencia de hace tan sólo una o dos temporadas, cuando el Nadal-Federer se vendía como la cumbre que realmente era, esta confrontación se ha devaluado sobre la arcilla. El español viaja en una dirección y el suizo lo hace en la contraria. Las diferencias se agigantan. Faltaron demasiadas cosas en este torneo que culmina de la mejor manera posible para nuestro tenis. Final de ciclo en el tenis argentino, como decía Juan Ignacio Chela. Añoranza de esos jugadores cancheros que le ponían pimienta a la competición.

Sólo Gael Monfils se infiltró entre los tres mejores en las semifinales. Y con todos los respetos hacia su magnífico torneo, es un tenista defensivo, que se fundamenta en la especulación y añade poco al espectáculo, más allá de esa figura de goma dada de vez en cuando a la acrobacia. Ferrer frente a Stepanek, y perdón por insistir, entre las mejores sensaciones de la competición. Y Michael Llodra, ese francés que juega a la australiana, como convenía Mark Woodforde. El despegue de Nicolás Almagro, decepcionante por la pobre oposición que presentó en cuartos, por mucho que la mayor parte de culpa sea de quien ya sabemos.

Por debajo de lo esperado Novak Djokovic, como apuntaba Mats Wilander en un artículo de 'L`Équipe', con idénticos atenuantes a los que esgrimió el murciano, aunque no tan válidos cuando se trata del número tres del mundo. Las chicas tienen nueva dominadora. Ana Ivanovic ganó el título y se proyectó como 'número uno' con su simple presencia en la final. Buena jugadora, bella figura, pero el tenis femenino tampoco es ya lo que era. Faltan mujeres con carisma, capaces de transmitir. No es sólo un mal de género; es el signo de los tiempos que nos toca vivir.

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